VENEZUELA ES QUE YA ME DEJAS SIN ALIENTO…


El país perfecto para vivir es aquel donde nacimos, crecimos e hicimos familia... si lo buscamos a donde vayamos, para encontrar el sosiego que perdimos, jamás seremos felices porque nunca nada podrá superar nuestra Venezuela que no fue perfecta, pero era nuestra!!!!

Así que, nos toca ver el país que decidimos escoger como nuestro nuevo hogar, con ojos de amor, comprensión, humildad y con una gran dosis de adaptación; tratar de entender su cotidianidad e integrarnos, sí, lo sé, se dice fácil, pero ciertamente no lo es!!! Son otras costumbres, otras formas de ver y hacer vida.

Lo hace más difícil la soledad que se siente, los abrazos que se extrañan, la familia que dejas, los amigos que se quedan... es muy duro, pero una vez que decidimos hacerlo debemos tener fortaleza para lograrlo... 

Es todo un proceso y admiro la valentía de los que ya se han ido. Primero, hice que ellos, mis hijos, se marcharan, porque aquí les secuestraban el futuro y sus vidas peligraban, porque cómo encierras la juventud, cómo la limitas con tu miedo? Dejarlos a mi lado era condenarlos a la mediocridad, a la vida sin esperanza…

Yo en cambio, aún deshojo la margarita, como alguien decía, me encuentro en la encrucijada, el cuerpo aquí pero la mente y las ganas en otra parte, y cómo asusta!! Porque cuando ya te sientes así, una voz interior llamada intuición te alerta, te dice que pongas fecha, pero las dudas, el miedo, te recorren toda; comienzas a hacerte preguntas: por dónde empiezo a desmantelar mi vida, mi casa, mi trabajo…cómo me alejo de mis afectos?, cómo meto tanta vida en dos maletas? Son preguntas que temo responder de cómo abandonar este barco, y luego, vienen las otras preguntas: y al llegar al otro lado, cómo comienzo a esta edad? A qué me dedicaré?

Trato de encontrar la valentía en la historia de mis padres, y es que soy hija de inmigrantes, por lo que debería tener ese coraje en la venas, pero es que hay una gran diferencia, ellos lo hicieron cuando eran jóvenes y llegaron a un país donde todo estaba por hacer, y ese país los quería, los atrajo con un cielo azul donde cabían todos, con sus aguas turquesas y esmeraldas…con sus montes, con sus llanos…, su gente de piel morena pintada por el sol los aceptó y se mezclaron maravillosamente…

Venezuela los atrapó con su magia, tanto tanto, que prefieren morir en ella que regresar de dónde vinieron, aún ahora, que no está en su mejor momento, que languidece de dolor… y solo pensar en esto, me da remordimiento. Mi madre la inmigrante no quiere irse, por qué entonces yo sí comienzo a querer marcharme? Simplemente porque siento que no puedo respirar, que el miedo me va sometiendo a resguardarme entre 4 paredes, que me quedo sin calidad de vida, que no hay dinero que alcance para mantener el nivel de vida que tuviste “desde siempre”, porque estudié, me preparé, trabaje con entrega y entusiasmo, crecí personal y profesionalmente, y ahora, esta tragedia me arrebata todo sin recato y sin reparo; me quieren a menos para dominarme, me quieren quitar la voluntad para doblegarme y también me quieren secuestrar las ganas y eso no lo puedo permitir. Y es que ya me cansé de luchar contra corriente, ya me canse de los políticos que dicen representarme y que solo le han servido en bandeja de plata el país a esos que hoy ostentan en el poder; ya no creo en ellos, siento que le han hecho el juego…ya no espero nada mas de ellos.

Y aquí estoy, en ese momento crucial, pensando en dar el paso, pensando en dar el salto, pensado en dejarla aún queriéndola tanto…Deseando un milagro, un sueño que cada vez luce más lejano…

Me siento tan frágil y temerosa, tan pequeña e insignificante cuando intento asomarme al mundo más allá de mis fronteras…como el ave que se posa sobre la frágil rama para ver qué rumbo tomará con su vuelo a contra viento.
Que se aferra a ella temblorosa, soportando los vaivenes y sinsabores, sabiendo aún que no resistira tanta carga que sobre mi alma pesa...
Que quizás ya no soporte el impulso de mi despegue cuando me separe de ella y se rompera sin tener entonces ya mas soporte a dónde regresar...
Qué miedo siento de desplegar mis alas y volar...


Ellos que se marchan….

Hija de inmigrantes soy, 
que construyeron su hogar de la nada, 
sus cimientos fueron el dolor de lo que dejaban 
y la esperanza de lo que tanto anhelaban, 
en un país ajeno que los abrazaba. 


Madre de emigrantes soy, 
que entre lágrimas los veo partir 
de la patria que los deja ir, 
que no los quiere, 
que los ignora o desaparece 
porque su ilusión es una amenaza. 

Que los desplaza de su tierra 
porque su andar significa 
Verdad, Justicia y Esperanza, 
que los encierra en tumbas 
porque el libre albedrío de su vuelo 
les presagia Libertad y Esperanza. 

Madre de Emigrantes soy, 
que los veo partir 
con la valija repleta de sueños, 
el corazón con encontrados sentimientos 
para entregar al Mundo 
lo que su Patria hoy desprecia, 
quedando mi alma vacía, 
mis manos desocupadas 
y el corazón ahogado en lágrimas, 
con un nudo en la garganta 
para no cortar sus alas! 











Comentarios

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  4. Excelente Leila!
    Qué expresión tan precisa donde me identifico, nosotros hijos de inmigrantes, sentimos hoy algo tan grande por esta bella tierra que albergó a nuestros padres y sirvió de escenario para vernos nacer y crecer; y ahora ver partir a muchos de nuestros familiares y amigos!

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    1. Así es Antonio, el dolor de nuestros padres de solo pensar tener que abandonar esta tierra es inmenso y el nuestro...es inexplicable...ohhh Venezuela cuánto te amo!

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