EN EL UMBRAL DE MIS 60


Ya no estoy tan segura de que esto acabe pronto..., esto que le pasa a mi país y lo peor es que el haber resistido 18 años, me deja ya sin argumentos para resistir un tiempo más. Y cuando digo argumentos, no me refiero a los económicos, que esos ya están bastante mermados, como le ha pasado a todas las personas decentes de este país, me refiero, más bien, a los argumentos morales, sentimentales, sociales...


En el umbral de mis 60 años, siento que no merezco vivir en medio de la pobreza moral, en la descomposición cultural que crece vorazmente y que parece quiere tragarme, que no merezco vivir en la soledad de mis afectos más preciados, que no merezco vivir en el atraso cuando mi mente quiere y necesita avanzar, que no merezco sentirme anulada como ente pensante.

En el umbral de mis 60, soñaba con seguir creando, creciendo, emprendiendo, con libertad de acción y movimiento, con disfrutar en primera plana del éxito de mis hijos, de compartir sus buenos y malos momentos, soñaba con viajar, con celebrar y compartir con mis amigos, con paseos cortos a la montaña o a la playa cada vez que se me antojara, con recorrer las carreteras de mi hermoso país sin miedo y visitar los lugares que tanto amo, soñaba con mi lista de emprendimientos sin poner límite a la imaginación en un país en el que todo era posible, y en mis tiempos de ocio soñaba escribir aquel libro, el recetario y todos los poemas que sorprendieran mi alma.

Soñaba con recoger las mieles de tantos años de esfuerzos, sacrificios, preparación y entrega… tantos sueños, tantos proyectos, tantas ilusiones…

NO, no soñé con esto que ahora me pasa, no soñé sentirme presa en las 4 paredes de mi casa, único lugar donde no penetra la mala saña, donde no se filtra la mediocridad, donde no me encuentra la maldad todavía...

No soñé con tener que engavetar mis proyectos, no soñé con bajar la santa maría de mi empresa porque no hay insumos, o mucho peor porque ha caído el poder adquisitivo de las personas, no soñé con archivar los planos y que no sonaran las campanas de viento, y mucho menos con vender aquel lugar de ensueño. No, no soñé con ponerme freno, con mirar mi casa pensando en que quizás en cualquier momento tengo que cerrarla, en dejar mi jardín, mi terraza, la hamaca donde leo.

En el umbral de mis 60, merezco y quiero vivir bajo un inmenso cielo azul, sin barreras que obstaculicen mi horizonte, sin límites en mis sueños, con senderos a recorrer, con sueños por concretar y rodeada de todos mis afectos. Merezco y quiero, vivir sin miedo, sin que la incertidumbre me asalte en medio de la noche, sin que la tristeza me arrope, sin que la distancia me vacíe, sin que el país ahogue mi aliento y mi deseo.

En el umbral de mis 60 quiero seguir floreciendo!

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