INERCIA INDUCIDA

INERCIA inducida…casi que inoculada, alimentada con la tristeza que se acumula en la despensa del alma. Las horas pasan por estos días, y no sé si van lentas o de prisa, porque los días se descuentan muy rápido en ese espacio de tiempo que me queda abonado; las horas, sin embargo, desocupadas ahora de agitación, del quehacer productivo, de silencio humano y tecnológico, se descuentan lentas, y repletas de sentimientos  de culpa, de soledad, de nada, de cuestionamientos.

Me siento inmersa en un espacio atemporal, una especie de limbo, una burbuja que me envuelve;  la costumbre acumulada por tantos años  hace que aún me despierte a la misma hora, madrugadora siempre!, que  me prepare para el cumplimiento de un horario que ya no existe, es como si la planta alta de mi casa no se percatara del cambio que trajo la revolución a la planta baja…Ya no hay desayunos agitados por falta de tiempo, ni hijos que apurar, no hay salidas aceleradas  en el carro y llegadas abruptas a algún lugar. Hay puertas cerradas que solo se abren para limpiar de cuando en cuando, camas siempre hechas que esperan la deseada visita. 

Mi lugar de trabajo silencioso, sin mi playlist sonando, lleno de escritorios vacíos, sin carpetas acumuladas de pendientes sobre ellos, teléfonos que parecen que han sido censurados, solo hay una computadora encendida donde ahora ya poco calculo, analizo y redacto, ahora solo escribo cosas que siento,  algo más de poesía, un recetario que no se termina y un libro que apenas empieza…pareciera que cambio de ocupación llevada por las circunstancias y claro está, me siento un poco perdida,  y es que yo soy arquitecto y emprendedora, la que ama los números y la cocina, que le da valor monetario a los deseos de tener una casa, un carro, cosas, formar una empresa y al crecimiento de otras, que define garantías para aquellos que ayudan a otros a conseguir sus sueños, que a veces dibuja los sueños de otros y los decoro; soy de esas que le gusta diseñar, redefinir productos para halagar paladares.

Las circunstancias obligan a cerrar puertas, como dicen por ahí, a bajar la santa maría de cierta manera, a minimizarte para resistir el embate; el equipo  que con dedicación formaste  y del que te sentías orgulloso se  marcha en búsqueda de nuevas oportunidades para ellos y sus familias y por más que quieras seguir activo, se hace una misión casi imposible dada la inestabilidad del mercado, la recesión, la escasez, la falta de materia prima y lo peor de todo la indecencia que va ocupando todos los espacios, laborales y personales, como un monstruo que se agiganta y va dejando una estela de podredumbre. Transitas por las calles y la anarquía urbana te abraza, no hay respeto ni siquiera por las mínimas normas de convivencia y tránsito; hoy, por mis calles circula la rabia, el desespero y una dolorosa miseria…

Nos han inoculado, lentamente, como para que  no nos causara dolor, la inercia; nos han vacunado con una triple formula contra el progreso, las ganas y la esperanza; para calmar la angustia que nos sobreviene, nos dan dosis de dadivas; fumigan para exterminar la clase pensante, y a los que aún quedan, los  paralizan  con férulas represivas. Por momentos te sientes, impotente, sin argumentos para seguir, sin excusas para esperar ya nada bueno, incluso, y con dolor lo digo, me dejan ya sin compromiso con mi patria, solo me queda la sensación de ser malquerida y que para poder respirar, también debiera volar y buscar nuevos aires para desplegar mis alas y libremente elegir mi rumbo, para posarme donde quiera y observar el horizonte para encontrar  de nuevo mis sueños.












Dónde estás Patria mía,
que cada mañana
me arrancan un pedazo de ti?

A dónde el viento de la desesperanza
me arrastra en cada atardecer
después de tantos intentos fallidos?

Dónde está la suave brisa
entre las palmeras que me alegraba
y me invitaba a danzar?

Qué te han hecho Patria mía
que te quieren borrar
hasta de mis recuerdos?

Dónde estás mi Venezuela,
que aun trato de encontrarte
entre resquicios y escombros,
entre los tumultos
y el desaliento derramado?

No me abandones tú
que yo no quiero dejarte...
no me lances al vacío del destierro
 que no quiero olvidarte.

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