TIEMPOS DE DOLOR, SEQUIA Y AMOR

Es la mañana de un sábado de diciembre triste, temprano llego a mi puerta un jardinero que desde que vivo en esta casa siempre veía en la cuadra, llegaba en su bicicleta alegre y dispuesto a trabajar, recibiendo a cambio su paga justa con la que podía sostener a su familia honradamente. Su bicicleta siempre dispuesta a llevarlo, con cauchos perfectos y cadena brillante…Hoy, mas delgado,  me pidió trabajo a cambio de algo de comida, ´´un paquete arroz o pasta señora, le recojo las hojas, lo que sea por algo de comida…´´ enseguida me llegaron las lágrimas, el corazón se apretó en mi pecho y mis pensamientos se nublaron de tristeza.

El dolor llegaba temprano a mi puerta.

En otros tiempos, ese jardinero tendría la sonrisa desbordada y sus bolsillos repletos de generosos aguinaldos en efectivo, y hasta quizás una cesta navideña de parte del rico de la cuadra...

Todo ha cambiado por arte de maleficio, por culpa de la indecencia de la cúpula que gobierna, la destrucción sostenida y continuada nos adornó la vida de miseria humana, material y social.
La decadencia provocada quiere acabar con todo lo conocido por los venezolanos.

Antes de esta debacle, Diciembre llegaba con alegría,  la agitación te ocupaba las horas, entre compras, preparación de reuniones y festejos, de alegres compartir en la oficina, de la magia del amigo secreto que te dejaba una sorpresa sobre el escritorio o en manos de alguna secretaria de algún piso de la torre para despistarte; se pasaban los días volando, no alcanzaban las horas para tantas actividades; las contratistas te dejaban obsequios de agradecimiento, la empresa los aguinaldos. Estaba el tiempo del regocijo, de la solidaridad, del regalo para los niños en el hospital, en la iglesia para los pobres, el niño Dios renacía en tu corazón, lo renovaba de bondad, de alegría, de esperanza, de solidaridad…eran tiempos en los que flotabas y respirabas  la Navidad. Estaba el día del Espíritu de la Navidad, el día de Noche buena y la alegría de los niños con la llegada de los regalos de San Nicolás o del Niño Jesús, el intercambio de regalos que te hacia rebanar la cabeza buscando el mejor obsequio para ese que te toco en secreto, la Noche vieja para despedir el año cargada de recuerdos, nostalgias y propósitos nuevos…Era el tiempo de colocar flores y velas por doquier, de ramas de pino e incienso, tiempos de ponche crema, hallacas y pan de jamón, de la tan esperada torta de navidad con ese macerado de frutas que venía de antes, acumulado, añejado, con agregados nuevos año tras año; ese olor que salía de las cocinas de todas las casas de cualquier estrato social…si, porque antes, todos celebrábamos el tiempo decembrino con gozo, con entusiasmo, a golpe de tambor y furruco, de aguinaldos y villancicos. Tiempos en que todos estrenaban algo el 24 y el 31, obreros, trabajador humilde, del campo o la ciudad, profesionales y los que tenían más, todos celebrábamos a nuestra medida, y en diciembre, los límites entre  clases sociales desaparecían por arte de magia.

Ahora es diferente, en estos tiempos el mes llega adornado más de dolor que de bambalinas, las luces que adornan nuestra vida es la avivada llama de la solidaridad, del compartir, del dar sin esperar nada, los aromas de la cocina son menos intensos y abundantes pero se saborean más y te dan más plenitud, casi que no puedes ir de tiendas, solo para lo más necesario, pero vas de compras que pagas con amor a tus closets y tus gavetas, escoges con bondad y desprendimiento para obsequiar al que llega a tu puerta, o al de la mesa de misericordia y  amor donde participas, o en aquel hospital donde esperan por algo que necesitan.

Mi oficina esta vacía, se han marchado mis compañeras de más de 20 años a otras latitudes en busca de oportunidades, ha sido un golpe; este año no jugaremos al amigo secreto ni tendremos el desayuno de navidad en la terraza; mi casa esta vacía, mis hijos también se han marchado, los extraño demasiado y cada guirnalda, bambalina del árbol me recuerdan sus risas, sus tiempos de crecimiento, los regalos que colocaba sobre el tapapiés hermosamente envueltos, me recuerda la mañana del 25 en pijamas abriendo regalos y sus caritas de eufórica sorpresa; este año será una llamada por skype o facetime, si la conexión nos deja, lo más cerca que los veré, aunque en mi corazón están vivos, presentes…

Sin duda una Navidad diferente, donde los sentimientos están a flor de piel, adornada de dolor por los que sufren, hambrienta y triste, difícil de procesar, solo la Fe y la Oración te sostienen, solo la bondad te da paz, el silencio es un bálsamo, tu casa es el oasis y  tu familia y  amigos el mayor tesoro.

Este Diciembre no nos alcanzaran las lágrimas y el nudo en la garganta seguramente será más frecuente, el disfrute será más sobrio e íntimo, las gaitas sonaran discretas, viviremos con mayor intensidad la navidad y  nuestro espíritu saldrá fortalecido.



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