LA ESPERANZA VIENE VESTIDA DE ROSA


Capítulo I DESESPERANZA

Tocó a la puerta y pasó presurosa, como si la conociera de toda la vida, quizás sintió su silente llamado, o es que ya le habían advertido sobre ella las almas que amorosamente la cuidaban; ellas sabían lo que comenzaba a pasarle y encendieron las alarmas en el lugar donde viven las almas. Sabían que debían sacudir su vida y que dejarla así como estaba, solo aseguraba su hundimiento, por lo que nombraron una comisión entre los que la amaban y sin dudarlo acudieron al  consultorio de  Ayudas del más Allá para hacerle una intervención. 

Hubo una discusión entre todas las virtudes y los sentimientos allí reunidos, que fueron invitados para una interconsulta;  Tristeza lloraba, era un mar lagrimas que grababan surcos de dolor en su cara, el llanto no la dejaba argumentar palabras pero ella sabía de qué se trataba, Soberbia le decía que parara queriendo protagonizar; Orgullo estaba callado sabía que no debía hablar, Alegría no encontraba palabras, todos estaban alterados, descolocados, era un caso que aun podía solucionarse, así que,  tomaron la voz cantante,  Esperanza con aquel hermoso vestido vaporoso de gasa rosa y su gemela inversa, ataviada de negro brocado, siempre tan dramática; ellas decidieron que  serían las que iban a actuar y comenzaron a trazar una estrategia. 

Adán, Josefa y Carmen no podían permitir que aquello avanzara más y esperaban ansiosos en la antesala, que aun cuando tenía un ventanal hermoso hacia ese lugar que llaman Paraíso para nada le prestaban atención, la preocupación era demasiada, los tres no dejaban de hablar entre sí y hasta estaban decididos a solicitar un permiso especial que les permitiera acceder al plano terrenal para que ella los viera, quizás así podían sacudirla con un buen susto y hacerla reaccionar. Un permiso así sería difícil, pero las tres almas que la amaban tenían un expediente excelente, sin tachadura, por lo que podían intentarlo; si Ayudas del más Allá no lo lograba, actuarían ellos. 

El Paraíso de las Almas queda en el más allá, un lugar ubicado en otra dimensión, muy lejana, desconocida dicen algunos; allí conviven todas las almas y existe una dirección conformada por las Almas Sabias, las Virtudes,  los Sentimientos y sus Antagónicos, claro está, ellos en sí no son malas esencias, pero son necesarios, si no la vida simplemente no sería vida!. Está presidida por el alma buena más antigua, no de la tierra, nooo, no nos creamos tan importantes, del Universo señores, o acaso creen de verdad que estamos solos en esta inmensidad? Nadie sabe si fue la primera alma buena, ni de que galaxia provino, pero por algo está allí y por algo lo preside, es el alma más sabia de todas las almas!!!

Existe también un Averno de las Almas, ya saben para las oscuras, para las que no deben reencarnar más, para las que no tienen privilegios de pasar de una a otra dimensión cuando sea requerido. Allí, existe otra forma de gobierno, pero será asunto para explicarlo en otro momento. Volvamos al que nos ocupa, ya que estas estructuras de la eternidad son un tema infinito.

Desesperanza, con semejante mandato llego como si de una excéntrica urraca se tratara, quien lo diría dado su talante, pero en eso se parece a su hermana gemela inversa,  claro, ambas son intensas cuando quieren, son el ying y el yang de este asunto, la una no existe sin la otra, pues en ocasiones tiene que aparentar ganar la primera para derrumbarte y luego, hundida en las más absoluta miseria, resurjas de las cenizas de la mano de Esperanza, es un asunto de tácticas. 

Volviendo a la visita inesperada, Desesperanza comenzó a hablarle  en un tono tendencioso pero amigable; moviéndose de un lado a otro de la habitación le decía que la apoyaba si quería seguir por ese camino, incluso podía darle algunas ideas para que acabara con aquel sufrimiento, pero antes, era su obligación hablarle de las consecuencias e incluso del desenlace, que no tendría problema en acompañarla hasta el final y además reforzar el tema llamando a su amiga la Tristeza para consolarla regalándole más lágrimas, ya que si era una decisión tomada, le encantaría echar más candela a su hoguera. 

Debía advertirle, además,  que si decidía seguir hundida en la fosa de la depresión, avanzar aún más,  hasta las oscuras profundidades de esa situación, su alma quedaría descalificada para acceder al Paraíso de las Almas, ese lugar donde las almas buenas, las sabias, las candorosas, las correctas se hospedaban, perdiendo privilegios para volver a reencarnar, o ser guardianes al mando de las Virtudes, etc., o simplemente eternizarse en el paraíso.  

Ella escuchaba, al principio renuente, quería que la dejaran sola con su agonía, regodearse en ella, pero el panorama que le pinto la urraca comenzó a incomodarla, no entendía para nada aquella visita, cómo que del Paraíso le enviaban a alguien para ayudarla a hundirse más?  Es cierto que lo que le provocaba era quedarse quieta, quizás tendida en la cama o en aquel rincón donde comenzaban a pasarle las horas vacías sintiéndose a gusto con aquella inercia que la anestesiaba, pero que la vinieran a apoyar? Se quedó pensativa,  y a propósito cerró los ojos, aparentando que dormía, quería quitar ese ruido empalagoso, que como veneno la penetraba…


Capítulo II  ESPERANZA


En eso, de nuevo el golpeteo en la puerta la exaltó, ahora quien venía a fastidiarla?  es que era mucho pedir que  la dejaran en paz? Desesperanza abrió la puerta haciendo una de esas muecas tan típica en ella, sabía que su trabajo había terminado; una luz intensa y cálida invadió el lugar de inmediato, una suave brisa con sabor a mar, a libertad se propagó impregnándolo todo, ella se sintió como levitada, flotando en las olas que no se veían pero se sentían; sin mediar palabra  Esperanza entró tan segura de sí misma, tan hermosa, venia hasta cantando, su voz era agradable, dulce pero sin ese tono de la hermana. 

Se paró frente a ella y le dijo sin más: 

– Si pones de tu parte, te muestro un camino, solo tienes que decirme que lo quieres hacer, que estarás dispuesta a no dejar que los miedos te paralicen; yo te daré unas gotitas de valor para calmarte esa ansiedad, pero no quiero medicarte más, quiero, porque sé que puedes, que te levantes, que respires y que comiences a hacer un inventario de tu vida; quiero que numeres las cosas buenas que hay en ella, los tesoros que tienes y lo más importante, decidas entonces si quieres asumir el reto que te he traído.

De una vez sacó las maletas del closet sin dejar de hablarle. 

- Vacía las gavetas, deja la casa sin recuerdos para que puedas avanzar, aligera el peso que tienes encima…, haz un ejercicio de desprendimiento,  ya te acostumbraras, nada de eso te hará falta en el nuevo camino que tomarás, además, en tu estado, ya nada de esto te importaba, así que será más rápido, porque ahora, no lo harás desde el dolor, si no desde la esperanza de que en el horizonte hay una nueva aventura para ti. 

- Piensa que si te abres a las oportunidades, todo llegara de nuevo y mejor - insistiendo a que se moviera. 

Esperanza, aparentaba calma, seguridad, optimismo, pero quería actuar rápido, quería evitar que Depresión le ganara la partida, esa bicha venia en camino, venía con la furia de  un vendaval para entrar desplazándolas a ambas y tomar a su víctima sin ningún recato;  así que, se apresuró en mostrarle un camino para que el Ánimo la encontrara de nuevo a la brevedad, al aceptar un cambio de rumbo a pesar de sus temores. 

A eso apostaban en el paraíso! 

Reaccionando a aquellas palabras que la hicieron salir del letargo, se levantó y sintió deseos de  darse un baño, Esperanza comenzó a subir persianas, abrir ventanas para que la suave brisa perfumada arrastrara el olor del encierro y la tristeza rancia acumulada por tantos días; busco en el iPod abandonado en aquella mesa llena de polvo uno de esos temas que la alegraban en otros tiempos y se sentó a esperarla. Salió envuelta en su bata blanca con una tímida sonrisa, de esas que dicen: tenías razón.

Preparó un café y sin decir más palabras disfrutaron juntas en silencio de la dulce melodía.

Lo había logrado, solo esperaba que llegara Animo para que se encargara de lo demás.



Capítulo III  ANIMO

Ella, se sentía relajada, no quería pensar en nada, por primera vez en muchos días, tenía esa sensación de alivio, aun temía pensar en aquello que la había dejado allí, en ese estado, inmersa en el dolor, pero sabía, sintiéndose agotada de sufrir, que debía pensar y hablar de ello, exteriorizarlo y quizás, hasta superarlo.

Llego Animo, ataviado como un príncipe de  cuentos, como un caballero, traía una rosa amarilla en la mano y sonreía, cómplice mirando a Esperanza, quien agotada pero satisfecha, le invitaba a sentarse al lado de Camila. Le entrego la rosa y logro arrancarle una sonrisa, ya no tan de mueca forzada, era más bien, expresión de alivio. El olor de la rosa, le hizo cerrar los ojos que dejaron salir la tristeza atrapada, ahogada en cansancio, en impotencia. Animo tomó su mano, blanca y delicada, pequeña y suave, y le dijo: 

- Si necesitas llorar, hazlo, no contengas más esa tristeza que ahoga tu corazón, que apaga tus palabras, deja que salga y sentirás paz. 

Ella solo asentía gimiendo.

-Lo que te sucedió no fue tu culpa, te engañaron, te hicieron creer que te amaban, y en nombre de ese amor, que tú también sentías, te tendieron una trampa. No podías hacer nada, no tenías conciencia ni voluntad para impedirlo Camila. Debes sanar, dejar de castigarte, culparte. Los seres de luz que te aman están preocupados por ti, ellos nos han enviado para salvarte.

Camila abrió los ojos, incrédula, cómo, quienes? - Papá, Abuela, Carmen?

-Sí Camila, ellos. Quieren salvarte, tienes un futuro esplendido ante ti, no dejes que este horrible episodio se apodere de tu vida, puedes sanar y avanzar. Cuerpo y espíritu necesitan sanar, volver a sentir, a creer. Debes pasar la página escrita con dolor, e iniciar una nueva vida. Busca nuevos horizontes, un lugar cerca del mar que tanto te gusta, dedícate a sanar tus heridas físicas y mentales, dales tiempo, dales espacio, dales nuevos aires. Sabemos que tienes dentro de ti la fuerza para conseguirlo. Yo estaré allí, como tu ángel, cuidándote.

Se quedaron a su lado aquella noche, velando su sueño que ya no tenía sobresalto; ella con la sensación de un dulce rescate se quedó dormida.



Capítulo IV INICIO

El sol con gran atrevimiento beso su cara y despertó, estaba sola, la casa estaba quieta, pero no vacía, callada pero no triste; sentada aún en la cama miraba a través de la puerta y la percibía diferente. Pensó en todo lo que había sucedido, sin saber si fue un sueño, un espejismo, o una realidad, pero se sentía distinta, animada, a pesar de llegarle el recuerdo de aquella pesadilla cuando despertó sola en aquella habitación, aturdida, llena de dolor físico, sin comprender lo que le había pasado.

Se levantó, respiro y salió descalza a la terraza, abrió los brazos al cielo y grito:

“Seré libre de tu recuerdo, seré libre de tu fuerza, viviré y sanare”

Entró, se sentó en su escritorio y comenzó a escribir:

“Cada vez que mi alma te piensa, mi razón le muestra la crueldad de tus acciones para que pueda sacarte  de sus entrañas. Ella no puede hacerlo de la misma manera violenta, porque alguna vez  te amó, prefería morir antes que desdeñarte, que acusarte.  
Ahora solo espero y deseo que  la vida te condene  a la soledad que mereces.

Quiero que mi alma sea como velas al viento que lleven el rumbo de tu soledad, que no encuentres estrellas en el firmamento que a bien te quieran guiar, y que te dejen en el infierno para que nunca más mi alma puedas encontrar. 

Hundiste mi corazón
en el hielo de la indiferencia
dejándolo sin palpitar
congelado en la tristeza.

Mis ojos sin mirada
ni horizonte que buscar,
mi piel quedó apagada,
rasgada,
rota,
y sin ganas de volverlo a intentar.”

Hizo las maletas, se vistió de rosa  y se marchó de aquel lugar, tras cerrar la puerta no volteo más a mirar, avanzó y avanzó, sintiendo con cada paso que daba que podía respirar, que la vida la volvía a tomar en sus brazos.




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