ENTRE LAS HOJAS DE UN LIBRO OLVIDADO

Aquellos libros guardados en las repisas de una biblioteca, sobre el escritorio, sobre una mesa; viejas enciclopedias de tapas hermosamente decoradas con letras doradas, repujadas algunas, vino tinto, verde oscuro o azul…las de negro con dorado lucían importantes, solemnes, tanto que las tomabas entre tus manos y las abrías con respeto e inmensa curiosidad. Los de mi generación crecimos con ellas, era la consulta obligada para una tarea, para un trabajo del colegio o la universidad. Toda casa de clase media progresista se vanagloriaba de los metros cuadrados de sus bibliotecas, casi que tu sabiduría, tu clase, tu estirpe era tasada según la posesión de esos metros cuadrados. Los más importantes, médicos, abogados, secretarios de gobierno las mostraban orgullosos. 

Pasábamos horas en la biblioteca del cole o del liceo, que estaban fabulosamente dotadas en aquella época, en la universidad, recuerdo como si fuera ayer la de Grano de Oro y para cosas más importantes, íbamos en grupo a la biblioteca del estado. Teníamos un carnet, podíamos llevarnos libros a casa y los devolvíamos con responsabilidad, se consultaban casi que con guantes. Luego llego el internet y su popularización hizo que aquellos metros cuadrados fueran relegados, se cubrieran de polvo, de moho, en libros olvidados que ya nadie más abrió.

Y ahora, te paras frente a esos estantes de libros y te preguntas qué hacer con ellos, a quien donarlos que realmente le den el valor que merecen.
Sin embargo, y a pesar de todo lo que dieron, esos libros, algunos guardan sorpresas…viejas notas escritas a mano, alguna ficha de consulta, algún panfleto de la época, alguna carta de amor o algún poema, incluso hasta quizás encuentres la flor de un recuerdo.

Hoy encontré un panfleto, entre las hojas de un tomo de La vida de los Santos, el contenido del mismo nada tiene que ver con la santidad y es que la política a veces es obscena, escabrosa, novelera, traicionera…pero ahí estaba, quizás como acto de fe, como protección, o para que la idea fuera invocada o conjurada, o quizás exorcizada. Quién la habrá colocado allí y con qué intención.

Como un testigo del pasado entre mis manos, lo escudriñe y casi que fue como un dejá vu al revés,  puede ser?  Qué de cosas se dicen allí y poniendo a un lado si estoy o no de acuerdo con esas ideas y con los personajes allí mencionados, tantos años después, te das cuenta que seguimos en aquel punto o que recorrimos en círculo para llegar de nuevo allí, que no hicimos un camino de espiral hacia arriba, sino más bien hacia abajo, incluso que algunos personajes aún sigue jodiendo, que algunos partidos siguen siendo la misma vaina y que los mismos argumentos aún están vigentes. Por ejemplo me gusta como como suena esto de  “…Estrategia destinada a reformar las estructuras del estado, reformar la economía de la nación, de la educación y del ordenamiento legal…”,  seria para bien o para mal, no lo sé, pero de que hacía falta antes y más aún hoy, no hay duda. 
Me atrevería a decir que hoy hay que ponerle una bomba a las estructuras del estado, un borrón y cuenta nueva, porque nada sirve, nada es rescatable, nada es recuperable, nada es auditable. Y es que ya entonces había que girar el timón, cambiar de rumbo, rectificar el camino, había que hacerlo y eso que no había tantos males acumulados, tanta plaga esparcida, tanto odio derramado, tanta miseria, tanto empobrecimiento, tanta descomposición moral.

Una amiga dijo: la historia es cíclica, cierto. Es cruelmente repetitiva, porque los humanos no aprendemos de nuestros errores, porque la memoria es corta, porque el petróleo y la abundancia que trajo fue veneno para el pueblo y le quito ese algo que nos daría estabilidad, progreso continuado, crecimiento real y bienestar; un recurso que fue mal administrado, que no se sembró, que solo se dilapido, en manos de unos políticos, algunos con más o menos culpas, pero que tuvieron visión corta, algunos solo hasta sus bolsillos.

Y bueno, para qué gastar palabras en lo que ya sabemos, en eso que trajo el mal mayor que han sido estos últimos 20 años, sin embargo, no puedo evitar preguntarme dónde estaríamos ahora si el cambio político que allí se promovía hubiese llegado entonces.

Espero  en el próximo libro olvidado  que abra, encontrarme una rosa o un poema de amor dedicado a mi persona que me arranque una sonrisa y no una mueca…




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