SIGO APRENDIENDO

En estos días estuve de cumpleaños, cuando uno de mis hijos me llamo para felicitarme, me pregunto si ya había escrito algo sobre la vuelta al sol que comenzaba y con respecto a la que ya terminaba este 10 de octubre, que demás está decir ha sido intensa. Le dije que no, y bueno, su risa complaciente y cómplice, me dejo ver que para ellos, mis hijos, es una forma de tenerme monitoreada en la distancia jajajaja, por mis palabras, mis publicaciones, la frecuencia de las mismas y su contenido, les permite visualizarme, sentirme, y casi que tenerme vigilada, en el buen sentido de la palabra, saben si estoy triste, alegre, animada, nostálgica. Sé que para ellos no es fácil tenerme lejos, como para mí no tenerlos a mi lado, saberlos a salvo, que son gente de bien, plenos  y con oportunidades, es mi mejor regalo, mi deliciosa bebida aromática, mi mejor tranquilizante, mi mejor trago de vino, mi mayor éxito!!!

Soy de esas personas que no  pueden ocultar lo que sienten, soy libro abierto, lo cual parece que no siempre es bueno, pero a estas alturas no voy a cambiar, he llegado a la edad de elegante irreverencia, donde ya digo NO cuando quiero decir NO.

En el mes pre cumple estuve algo indispuesta de salud y el mosquito que me pico también me inoculó desanimo, decaimiento, lo cual unido a todos los problemas que agobian a los habitantes decentes de este país logró sobrepasarme y mi cuerpo que no es invencible exigió un pequeño reposo, una pausa; el alma también lo pide pero la razón no se calla jamás (menos mal) y el corazón late con fuerza, a veces con furia, muchas con preocupación y de cuando en cuando consigue latir con ritmo de esperanza. Senti escalofríos, esos en que solo quieres estar acurrucada con unas medias gruesas de rayas multicolor solo aptas para la soledad que abriguen tus pies helados y acompañada por aquel  viejo suéter de mil batallas que te cubre las manos y  comer pancito francés tostado con mantequilla y mermelada como lo prepara mamá.

No es fácil sostener una cotidianidad que te de calma, sosiego, lo intento en mi burbuja espacial, en mi casa, allí donde trato que todo siga funcionando con normalidad, pero que difícil es, no se imaginan los que están lejos, solo lo saben los que aún aquí seguimos,  porque “eso que nos devora” que transita silente como una bruma densa, gris, soporosa, por las calles de la cuidad lo penetra todo, devastándolo. En mi casa no hay murallas, al contrario, tengo demasiadas ventanas, ventanales, pero las grandes palmas colas de pez y palmas reina con su danza constante generan una especie de energía, una barrera invisible que no deja que la bruma llegue, los pájaros que en ellas se posan con su trino alejan tanta negatividad que anda en el aire, mis mascotas, mis compañeros en estos días, me avisan y espantan a los indeseables, así que mi burbuja sigue impenetrable y en ella me siento a salvo. Salgo lo estrictamente necesario para no ver, para no saber de algunas cosas, mis amigos hacen los mismo, a los cuales estoy disfrutando al máximo…bueno los que aún no se han ido para el Norte, para el Sur, para el Este y el Oeste; ahora me sobran casas por el mundo, es una de las ventajas de nuestra diáspora (trato de verle el lado positivo a las ausencia impuesta). 

Soy Arquitecto, Tasadora, Empresaria, algo que no pueden arrebatarme,  pero por ahora, las  3 actividades están en suspenso inducido, provocado, impuesto;  me he convertido en una estudiante de la repostería, por aquello de poner los pensamientos y el tiempo en algo y que mejor que sea en algo que quise siempre hacer para sentir que avanzo, que gano en conocimientos, que me endulza la vida, me cubre de chocolate y me hace sentir como crema montada, provocativa y deliciosa. Un paréntesis hecho de caramelo, que me conecta con otras almas que danzan con el batidor y escriben sinfonías de merengues y dulce de leche.  

Mis palabras son el termómetro con el que, los que me aman, pueden medir  la temperatura de mi estado de ánimo. Espero poder seguir escribiendo, soñando, planeando en esta nueva vuelta al sol, mantener mi ánimo en 37 grados para arriba, espero poder avanzar a pesar de todo, porque yo sé que puedo, que tengo la capacidad para moverme y transformar, crear y hacer lo que me gusta. 

Agradezco a Dios por este nuevo año de vida que ante mí se presenta como una oportunidad, acepto hacer las pausas necesarias para poder respirar y tomar impulso, a no creerme superwoman, que lo fui para mis hijos jajajajaja, pero ahora toca ser una mujer  plena que se siente llena de vida para ella y por ella. Aprender esto, después de aquello, no es fácil, pasar a sentirse con las manos desocupadas y el nido vacío, a tener que  pensar en uno mismo, es difícil, es un proceso, a veces doloroso si te resistes a aceptar el cambio. Ya no soy la jefa del equipo, ahora soy la compañera, como la amiga mayor de mis hijos, de cuando en cuando ese papel me cruza los cables en mi cerebro, me crea confusiones, cuestionamientos, silencios, uno que otro cortocircuito, pero respiro, me reseteo y arranco de nuevo.
Estoy aprendiendo.

Abramos el armario para guardar el traje de  Súper Mamá y  sacar  el traje de Mujer, hagámoslo con alegría, como si fuéramos a una fiesta de verano  a cielo abierto en noche de luna llena en algún lugar de la Toscana y hubiese una orquesta tocando esa pieza que hace vibrar tu corazón y te eleva.

Gracias!

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