MIENTRAS TANTO ENAMORATE DE LA VIDA

Tengo un juego con la vida, quizás lo aprendí tarde o a lo mejor no; dicen por ahí que cada cosa tiene su tiempo y la sabiduría va surgiendo poco a poco entre tu mente y el corazón, primero son gotas, ni cuenta te das; cuando maduras es como un manantial y cuando maduras un poco más, es un torrente con cascada incluida, deseando bañar a todos los que están cerca de ti, pero extrañamente, tiene un efecto contrario, quizás empapabas más cuando eras más joven, por aquello de que te prestaban más atención, estabas en un cargo importante o ejercías exitosamente tu profesión o emprendimiento; así que, tiene que ver que te escuchen o te tomen en cuenta en función de que tan influencer seas por grado de importancia asociada. En fin, esto de tanta sabiduría ganada por experiencia acumulada, te hace descubrir unos cuantos trucos para ganarle a la vida; no los numerare, porque estos son muy personales y circunstanciales. 

Hablare sobre eso de anhelar, querer algo, ansiar que suceda alguna cosa. Como cuando éramos niños y salíamos de paseo a la playa y preguntábamos mil veces “papá cuánto falta?” venia aquella respuesta que te podía engañar unos pocos kilómetros “falta poco, ya falta poco”. Las ansias de llegar alargaban el camino, uff una eternidad hasta que nos quedábamos dormidos, allí, mágicamente, despertábamos a unos pasos del mar. 

Cuando eres joven, no tienes el don de la paciencia, no sabes esperar y eso aderezado a la rebeldía, a creerte inmortal y que todo lo sabes, es un coctel explosivo que enloquece a la familia. Pero tú pasas de largo por allí, y buscas la manera de acelerar todo, hasta el hecho de enamorarte del primer “pavo” que te sonríe porque quieres el primer beso, la primera caricia. Con el tiempo, cuando volteas, o ves alguna fotografía de la época te preguntas cómo pudiste enamorarte de aquel adefesio, tú lo veías hermoso y la familia entera lo detestaba, pero ellos eran los equivocados. 

Luego al ser padres tus deseos se postergan, entonces la vida te pasa en un tris; las horas marcadas, los días muy cortos, los años en función de los cumpleaños de tus crías, de sus metas, de sus logros y tú alcanzando en medio de la tormenta las metas profesionales, pero las personales brillando por su ausencia. Pronto, en un abrir y cerrar los ojos el nido queda vacío, o los pajarracos que te enloquecieron con la adolescencia y sus decisiones, comienzan a alzar vuelo y te vas quedando desocupada, horas vacías y manos que no hayan qué hacer. Allí estas un poco “ tocada” te cayeron los años que no habías sumado y sin saber cómo seguir. Te ataca la fiebre de la nostalgia con tos de melancolía, te lloran los ojos a cada rato, solitos pues, sin motivo y hasta se te sube la temperatura, te llega la cosa esa que llaman menopausia, el bochorno que te viene por la espalda, te sube por la nuca y que te deja en evidencia sudando a cantaros y los demás como si nada…solo tú estás en el infierno! A los hombres también les pasan cosas, tienen su propio infierno, pero frio…congelado… 

Si tienes pareja, de cuando en cuando lo miras de reojo como un estorbo, (tranquila que él también lo hace), el asunto es reciproco; es natural tienen que aprender a vivir juntos de nuevo sin aburrirse, porque solo son ahora “los dos”, el resto es una visita programada y las llamadas de emergencia, porque en esta etapa somos como el departamento de bomberos: solo llamadas de emergencia y apagamos fuego, casi que para eso quedamos…creen ellos, hay que marcar una raya y algo de distancia cuando haga falta y muy importante. Los que llegan “felizmente” casados les toca redescubrirse como parejas, enamorarse de nuevo, avivar la llama, y hay que empeñarse en ello, porque si ya llegaron hasta aquí juntos, es una proeza, y lo más duro ya ha pasado; ahora tienen tiempo para los dos. En mi caso, llegue a esta fase de mi vida “felizmente” divorciada, con algunos intentos fallidos en medio de la crianza de los pajarracos, queriendo como a un hermano a mi ex y siendo buenos amigos. 

Amo mi libertad ganada a pulso y mi independencia para la toma de decisiones por años, por lo que me cuesta soltar el control y eso puede ser un problema, lo sé. Ya en este punto del camino siendo “tan sabiondos”, llegamos a la edad de la irreverencia, donde nos creemos que lo tenemos todo permitido, sobre todo a decir aquellas cosas que antes conteníamos. Debemos analizarnos, averiguar un poco dentro de nosotros qué queremos hacer, qué nos ilusiona, buscar por allá en los viejos recuerdos del baúl mental aquella lista de “cuando sea grande quiero ser y hacer….”, quizás encontremos un sueño postergado, olvidado, alguna destreza dormida, algunos intereses por explorar. Tenemos que ilusionarnos, sentirnos activos, porque quedarnos sentados o quietos envejece el espíritu. Socialmente debemos cuidar más que nunca los amigos que tenemos, rescatar los olvidados, retomar los aplazados y hacer nuevos, porque a estas alturas, si dejamos esa lista como está, la pelona se va ir descontando y podemos quedar en cero y los amigos rejuvenecen, como los nietos. 

Bien, aquí va el primer truco: si no quieres que pase algo no digas que no quieres que suceda. Parece mentira pero es cuando más rápido pasa. Así que cuidado con esas negaciones. El universo no entiende cuando haces eso. Bien dice el dicho: no digas que de esta agua no beberás porque lo harás más rápido. 

Segundo truco: no esperes con ansias que suceda algo que deseas, no te sientes a esperar que pase, que llegue, porque esa espera envejece, enloquece; suéltalo rápido, pídelo con deseo y lánzalo al espacio sideral, pon la cabeza en otra cosa, deja de esperarlo ansioso y pasara!. Como cuando te quedabas dormido en el carro de papá. 

Del resto no dejes de embarrarte de crema por todos lados, descubre tu mejor ángulo para las fotografías, tómate unas cuantas copas, vístete para agradarte a ti y no a los demás, escucha música de ayer y hoy, reúnete con tus amigos, viaja y conoce nuevos lugares, siente nuevos sabores; ten una mascota; aprende algo nuevo: hacer pan, repostería, pintar, escribir, tocar un instrumento musical; disfruta los nietos y malcríalos si los tienes, reúne a la familia en casa todos los domingos que puedas, y si estas solo, disfrútalo pero no te niegues a la posibilidad de que el amor te vuelva a encontrar. 

 Mientras tanto enamórate de la vida, que es hermosa, juega y diviértete con ella. Yo que te lo digo, el asunto tiene sentido. No dejes que la soledad te abrace, ni el tiempo te alcance...

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