Me pidieron que la cuidara, que debería protegerla durante unos días, a ella y sus cachorros; quien me lo pidió no quería que ella se enterara, debía ser discreto, cauteloso, para no asustarla. El peligro era inminente, nadie se lo imaginaba, solo él podía saberlo y por ello me contactó; sabía donde encontrarme y me sugirió el disfraz perfecto, y a mí me pareció genial aquel camuflaje, unido al hecho de que el color causaría gran impresión haciendo juego con mis ojos. Me presenté en aquella casa en la madrugada, la idea era que todo pareciera casual. La casa era hermosa, con un jardín impresionante y dobles alturas; el juego de techos la hacía más imponente, la única objeción era su ubicación en esquina, lo cual complicaba la vigilancia, pero no quedaba otra, debía apañarme. También había un cocker spaniel color caramelo engreído llamado Toby, y una gata pretensiosa llamada Didi. Yo estaba ansioso pues no sabía que impresión causaría mi presencia en la acera lat...