DIALOGOS CONFINADOS


ANDRES

Hace  cuánto dejamos de mirarnos? Ahora aquí estamos, juntos sin saber qué hacer.

A dónde se fueron las promesas que nos hicimos alguna vez, ofrendas que pretendían amalgamar una vida juntos en nombre del amor? Aquí estamos confinados, obligados a permanecer en un mismo espacio, sin pretextos de ir al trabajo, de amigos o gimnasio, obligados a permanecer sin maltratarnos, sin herirnos, sin poder ignorarnos. 

Apenas nos hablamos, nuestras palabras parecen dardos que buscan siempre dar en el blanco; dónde se quedaron guardadas las palabras de amor, quizás en el baúl al pie de la cama, atrapadas en aquellas  sábanas blancas bordadas con nuestros nombres que fueron testigo de nuestra pasión desbordada?

Seguimos juntos, sí y aun no sé por qué, costumbre, lastima, cobardía, resignación?

Me arrepiento, cada día, cada instante y a veces ya me parece tarde, pero ahora, estamos confinados, obligados a estar juntos. Mírame Marcela, te lo suplico, date cuenta que he cambiado.

Quiero conectar de nuevo con tu alma, tocarte, reencontrarme con tu amor, quiero enamorarte  de nuevo, encontrarte allá donde te ocultaste por culpa de mi abandono, de mi desdén. Quiero que me veas de nuevo, sin desprecio, valer para ti.

Afuera el mundo se ha detenido, vaciando las calles, la primavera ha llegado y quiero que te abrace, que caminemos juntos,  sentarnos bajo la sombra de aquel árbol. 
Liberare las palabras de amor guardadas, saldrán del baúl, te hare reír de nuevo, que nos contagiemos de risas. Tengo 40 días para que veas que he cambiado, 40 días para me vuelvas amar…


MARCELA

40 días a tu lado sin estarlo, podré soportarlo? Si supiera que aun siento algo por ti, no sé si el amor que alguna vez nos tuvimos se ha fugado, se ha quedado en el baúl de los recuerdos, con el ajuar de bodas, en el álbum de fotografía,  o si se ha transformado en odio, indiferencia, otra cosa;   tantas veces intente dejarte, ha sido cobardía, lástima, costumbre o resignación? 

Poco a poco me fui alejando, guardé las caricias, los abrazos, las miradas; tu arrogancia e indiferencia  me fue apagando.

Los sueños que teníamos se desvanecieron, las ganas se fueron perdiendo; tus ganas de brillar en el mundo convirtió mi vida en un desierto, me hiciste sentir insignificante, tanto que me hice invisible en tu vida. Qué no daría por volver el tiempo atrás, justo a ese momento en que nuestras miradas se encontraron aquella mañana en el Metro, te vi subir en la estación de Arco del Triunfo, estabas agitado, se notaba que ibas tarde, me sentí avergonzada cuando me pillaste mirándote, es que te veías tan guapo y me pusiste en las nubes cuando me sonreíste acercándote.  De inmediato lo supe, estábamos conectados, y todo fue tan hermoso, que me cuesta creer que hayamos llegado a este punto. 

Sí, fui yo Andrés quien te oculto la mirada, no merecías conectar más con mi alma y me arrepiento tanto de que el abismo entre los dos se hiciera más profundo, de no haber hecho más por evitarlo.

Quisiera volver a sentir todo aquello que alguna vez me inspiraste; a veces sueño que me tocas, que me robas un beso, que me observas deseándome de nuevo. Y si me tocas, quieres hacerlo, por qué no lo intentas? Yo también lo deseo, y si te provoco, tengo 40 días para enamorarte de nuevo, sé que has cambiado. Tengo 40 días para que vuelvas a encontrar mi mirada, bendita cuarentena que confina nuestros cuerpos para que intentemos conectarnos de nuevo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL AMOR ES AZUL - PAUL MAURIAT

UN VENEZOLANO

CAMILO SESTO Y MI PRIMER BESO