Te pone a pensar
Cuando la hora
ya marcada llega a una persona cercana te pone a pensar…todo se vuelve tan extraño,
la mezcla de vacío, miedo y fragilidad te abordan, la temporalidad de tu
existencia te envuelve como la niebla y a través de ella, la cotidianidad
cambia de perspectiva…qué frágiles y efímeros somos, todo puede acabar en un
segundo y todo se queda aquí, menos tu existencia. Y entonces te preguntas ¿qué
sentido tiene? Igual sucede cuando te encuentras a la espera de un diagnóstico
médico, o logras salir ilesa de un accidente que pudo ser trágico, miras tus
pertenencias, y en ese momento en que transitas por ese dolor o circunstancia,
pierden valor, y comienzas a pensar en todos esos momentos que te perderás de
tus seres más queridos, si estarás a su lado para tal o cual fecha.
Te das cuenta
que la vida seguirá sin ti, que tu casa quizás la ocupen otros, que el dolor de
tu ausencia, se irá mitigando con el tiempo, a veces tanto que apenas te
recuerden, y algunos hasta te olviden; que tu olor desaparecerá, tu voz no se
escuchará más, que tu piel jamás abrazará de nuevo, y poco a poco, bien sea si
tu agonía es corta o larga, el orden de las cosas cambiará en tu vida. Atesorarás
los momentos, ya no más los objetos, incluso te desprenderás de muchos por esa
necesidad imperiosa de aligerar la carga
para sentirte mariposa y poder danzar feliz entre tus amores; sentirás el
amanecer diferente, querrás bañarte de sol, tus ojos mirarán con mayor pasión,
los abrazos serán más intensos y ya no necesitarás excusas para darlos. Es una
sacudida para quitarte los estorbos, los peros, las tonterías…son momentos y
pruebas para renacer, para renovar las ganas.

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