LA VIDA DESPEINADA


Así anda nuestra vida... parece despelucada, despeinada dirían otros, algo incierta en estos tiempos,  en un país que se hace imposible de vivir, con un pie aquí y otro allá, queriendo estar y a la vez no, una vida sorpresiva y hasta improvisada, imposible de planificar, porque los tiempos que vivimos nos han transportado a Macondo... vivimos en un realismo mágico duro y puro, con escenas dantescas a la vuelta de la esquina, con el miedo arropándonos a cada paso, donde la incertidumbre es la regla, y a pesar de todo, aun así hacemos, salimos con una docena de santos a cuestas para que nos protejan y podamos regresar a casa vivos.

Hay demasiados enemigos juntos acechándonos: inseguridad, hiperinflación, escasez, indecencia, salvajismo, dictadura... generando en nuestro entorno: hambre, miseria, dolor, tristeza, depresión, soledad, inercia, distancia, muerte, desesperación.. La Decencia es desplazada, orillada, negada.

Cómo cuesta sonreír cuando ves a tu vecino que va perdiendo peso por la mala situación, cuando los del aseo revisan la basura de tu casa antes de echarla al camión, cuando una compañera de estudios se suicida porque ya no pudo más..., cuando ves a otro amigo o un familiar que está demasiado deprimido y se te acaban los argumentos para ayudarlo, cuando tu ciudad luce desierta, sucia, apagada, cuando en tu casa tienes ya demasiados cuartos vacíos pues preferiste poner tus hijos a salvo. 

Cómo sonreír a pesar de todo?  No es fácil, es casi  un reto por estos días.

Para poder sobrevivir a esto que se llama Venezuela,  hay que refugiarse en las pequeñas cosas y en los momentos agradables, en ver el amanecer, esperar el atardecer, en las flores nuevas del jardín, en la mariposa o el pájaro que llama tu atención, en preparar un pastel, probar nuevas recetas, escribir, caminar, compartir un café con leche y un pan dulce con tus amigos, en ser solidarios con los tienen menos...; tenemos que encontrar la alegría y el deseo de seguir viviendo dentro de nosotros en estos tiempos de inmenso dolor...
Es un reto y sin duda un gran aprendizaje, doloroso sí, que nos hace y nos hará más fuertes, más nobles, mejores personas.

Sonreír a pesar de todo, tratando de encontrar el deseo y la ilusión, son tiempos de reinventarnos, de girar y cambiar la forma de hacer las cosas, en el trabajo, en la cotidianidad, incluso cambiar de rumbo si es necesario;  porque  a pesar de todo, la vida es bella, con sus claros y oscuros, con sus imperfecciones, con sus sinsabores, así de despeinada como esa flor, que en su aparente caos es una belleza.

Escribo estas líneas y recuerdo aquella canción que bailábamos mi hermano y yo cuando éramos pequeños, decía algo así como despeinada ajá ajá despeinada…, quiero estar despeinada por el viento en una larga caminata, sin preocuparme por quién viene detrás de mí.        

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