EL COMEDOR VACIO
Entra la luz por la hermosa ventana
de la recién estrenada mañana,
bañando el silencio de la casa
vacía de tantas algarabías y ganas.
Quietas y perfectamente alineadas
las sillas del comedor aguardan,
esperan a los comensales
que aún no llegan de esas tierras lejanas.
El polvo y las telas de araña
por ahora son solo sus asiduos visitantes,
ella diligente siempre los espanta
esperando que llegue la visita soñada.
Sacude y espanta,
acaricia los cristales de las copas
guardadas
y limpia los cubiertos de plata,
para que todo este a tono
por si la sorprende la llegada tan
anhelada.
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