CAMILO SESTO Y MI PRIMER BESO

DIA 9: ENCUENTRA UNA NOTICIA EN LA PRENSA DEL FIN DE SEMANA Y ESCRIBE AL RESPECTO.
#unmesdeescritura


La noticia del fin de semana sobre la muerte de un ídolo de la música de una generación, nos conmovió; surgió en la década de los  70 sonando con otros grandes: Nino Bravo, Leonardo Favio, Rafael; yo crecí escuchando a mi madre cantar canciones de Rafael, boleros de los Panchos y Eydie Gorme, canciones de su tierra en gallego y de cuando en cuando nos poníamos las castañuelas y yo jugaba a bailar siguiéndola; todo ese romanticismo y alegría de esa época, la primera década de mi vida, penetró mi alma, junto con sus vestidos camiseros marcando  cintura, sus vestidos de noche de falda armada y telas brillantes, zapatos y carteras amarillos, verdes, naranjas (teníamos 5 zapaterías jajaja),  medias panty a juego; cuando llegaron los Beatles la cosa cambio un poco, también las escuchaba pero ella no entendía sus letras por lo que seguía cantando las románticas. 

Cuando cumplí 10 años  tuvimos un revés económico, fuerte, lo perdimos todo, casa y negocios y  eso trajo tiempos de escasez donde no se escuchaba música, donde nos quitaron de golpe la ilusión de San Nicolás y otras cosas. Vivimos un tiempo en la casa del mejor amigo  de mi padre hasta que pudimos  mudarmos a un pequeño apartamento de dos habitaciones donde no habían muchos muebles, ni adornos y donde, además, tenía que dormir con mis dos hermanos varones. Comenzaba la década de los 70 y yo entrando a la adolescencia; era muy alta para mi edad, tenía cabello largo castaño claro y todas las hormonas alborotadas,   por supuesto que me enamore de Camilo Sesto, de todos sus temas y de él,  y ahora la que cantaba en casa, en la cocina era yo, al llegar del Colegio tenía que hacer tareas del hogar y ayudar a mi madre que se iba a trabajar con mi papa para ayudarlo a levantar el negocio y la manera como mejor  llevaba toda esa carga era cantando, pelaba ajos que lo odiaba y cantaba temas de Leonardo, de Nino y de Camilo. Mi preferida Jamás, jamás, he dejado de ser tuyo…, y a Escondidas que despertaba en mí muchas cosas…, mis enamoramientos platónicos, soñando con las miradas furtivas de los chicos que me gustaban, en las escaleras de aquellas Residencias Udón Pérez; uno de ellos era  amigo de mis hermanos. Mi amiga Regina, que también vivía en la misma residencia, y yo, soñábamos con Claudio, con Gerardo, con Hilario…

Sonábamos despiertas, dormidas, jugando, en todo momento embobadas; todas las tardes salíamos a verlos pasar, verlos jugar y moríamos por recibir  el primer beso de alguno de ellos. Y es que casi que era una competencia aquello del primer beso; igual pasaba en el pasillo del colegio, en el recreo, nos sentábamos a escuchar las andanzas de las más precoces en esa materia y daba susto y daba deseos y nos daba de todo, hasta que pasaban las monjas o el profesor de guardia. Y un día, no muy lejano, me toco a mi contarlo. Mi primer beso fue gestado en una verbena del colegio y concretado en una sala de cine del Teatro Avila, justo así, como una acto de independencia; la película no la recuerdo, lógicamente, solo el primer beso; era un flaco como Camilo, usaba esos pantalones, de bota ancha y llevaba el cabello igual, ponía sus manos sobre la correa ancha y te lanzaba esa mirada melancólica, solo le faltaba tener el color de sus ojos. Después del primer beso, de su emoción y morbo, solo logre verlo dos veces más, a escondidas claro… 


PD. Favor abstenerse de nuevo hermanitos…

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