El árbol de Navidad de este año…
Sobran los vasos multicolores,
también los platos y los puestos en la mesa que ya no están ocupados; cada
silla sigue esperando a su comensal de tantos años, vacías también han quedado
permaneciendo inmóviles en perfecto cuadro con la mesa que sigue añorando la
algarabía y el desorden de otros tiempos.
También sobran los adornos en
el árbol, triste navidad viviremos este año, porque además de las ausencias
obligadas, nos invade un “no sé qué” colectivo, un sentimiento que recorre los
pasillos vacíos en los centros comerciales, los estacionamientos “disponibles”
imposibles de otros años, las caras largas de los negocios que esperan ansiosos
que alguien llegue con ganas de comprar algo, y es que no hay ganas de nada,
algunos porque ya no pueden, otros porque no tienen ánimo. Las calles con libre
tránsito es otra señal del desgano, Delicias, 5 de Julio y Bella Vista siguen
esperando, pero el miedo y la postración son ahora los transeúntes sobre su asfalto, también
la miseria que se instala en cada esquina extendiendo la mano.
Un “no sé qué” nos ha ganado!,
nos quieren quitar la moral, y estas fechas exacerban todo aquello que tenemos
acumulado, y también, todo lo que nos han quitado, más peligroso que lo
material, lo que han hecho con nuestro espíritu queriendo aniquilarlo.
Son tiempos de tristeza y gran
desgano, hasta poner el árbol es una contradicción con el ánimo, ha provocado
una lucha interior con sentimientos encontrados, hasta la solidaridad con el
que sufre lo hace parecer un acto de
agravio ¿cómo puedo adornar un tiempo si hay tanta tristeza deambulando?,
y entonces pienso, vamos a buscar un motivo para alegrarnos, que los abuelos
sin nietos puedan escuchar villancicos y gaitas que los hagan bailar un rato,
que los padres sin hijos encontremos en
cada adorno un recuerdo de aquellas sonrisas cuando juntos decorábamos el
árbol, endulzar nuestro sabor amargo con
chocolates y sabores especiados, inspirar el aroma de la canela o de las
hojas de plátano, probar un dulce bocado de la torta negra de licores añejados,
para encontrar en cada uno de esos pequeños detalles, hoy no tan abundantes,
los recuerdos de aquel pasado que nos ayuden a resistir, este presente tan
dramático…
Compartir con aquel que está
hoy más necesitado para que no pierda la fe de que no todo está acabado para
esta tierra que no merece los que nos esta pasando. Dar esperanza al que la ha
perdido, a pesar de sentir por dentro que ella también pareciera que te ha abandonado. Mirar
al cielo para recibir con gratitud cada amanecer, encontrar en las pequeñas
cosas la alegría necesaria para pasar al siguiente…Tenemos que obligarnos,
levantarnos, sobreponernos para que no nos gane este no sé qué que nos invade
el alma queriéndonos postrar a la
desdicha…La navidad es un sentimiento, un estado de gracia, eso me repito para
que ese espíritu no me abandone este año.
Para colmo, ha comenzado a
llover, suena en el fondo una melodía de Vos Veis, sí, justo esa, y solo me queda
llorar en silencio todas mis ausencias, las de la vida y las obligadas por el país
que hoy tenemos, no puedo con tanta añoranza…Llueve afuera y llueve en mi alma,
y entre suspiros y llantos ahogados coloco otro adorno en mi árbol de navidad que
este año me ha costado demasiado...
Maracaibo, 27-11-2016
Es también el ocaso de la vida misma, pero aún así cada final también es el principio de todo comienzo. Al final de lo que se trata es de fluir, de siempre avanzar, más nunca estacionarse en la tristeza de un momento.
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